Organizaciones desbordadas: casi se duplicó la demanda de alimentos y se sumaron familias completas

Una encuesta advierte que creció un 40% las personas que van a comedores o piden asistencia; además, donde antes solo llegaban niños, ahora son familias enteras, los referentes hablan de “nuevos” beneficiarios; 6 de cada 10 entidades están colapsadas por la pandemia.

Por Teresa Sofía Buscaglia
21 de agosto de 2021 - La Nación
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Yanina Sosa baja la mirada y se mira las manos todo el tiempo, como queriendo encontrar allí respuestas a todo lo que pasó en el último año. Su boca dibuja una sonrisa corta y enseguida vuelve a un gesto de cansancio. Tiene 28 años y cinco hijos de 15, 11, 10, 8 y 4 años. Desde hace tres años, todos ellos asisten a la  Fundación Los cartoneros y sus chicos, para recibir apoyo escolar en contraturno a sus clases. “Hay tareas que me trae mi hija mayor que yo no entiendo y me gustaría acompañarla. Yo quedé embarazada muy joven y, aunque tuve la oportunidad de seguir estudiando, no lo hice. Ahora estoy terminando el secundario para acompañar a mis hijos con sus tareas”, aclara Yanina. Viven en un barrio popular de Maquinista Savio, en el partido de Pilar. Ella y su marido trabajan en la cooperativa Las Madreselvas y la pandemia los desestabilizó económicamente. Si no salen a trabajar, no hay alimentos para sus hijos, ni para el resto de la familia. Ellos, como miles de familias, tuvieron que acudir al espacio comunitario que antes solo atendía las necesidades de los niños y ahora tiene que sumar también a sus padres y otros familiares.
“Las familias se quedaron sin ingresos y la necesidad alimentaria pasó a ser la misión más importante para nosotros, porque no llegaban a cubrir un plato de comida por día”, explica Diego Guilisasti, director ejecutivo de Los cartoneros y los chicos. “El apoyo escolar seguía por WhatsApp, pero nuestra prioridad pasó a ser repartir alimentos. Cuando notamos que casi no teníamos más consultas, aprovechábamos el rato de charla con ellos al alcanzarles los bolsones y comprobábamos que los chicos habían empezado a perder el vínculo con la escuela”, añade.
La fundación asiste a alrededor de 150 chicos de 6 a 18 años, divididos en grupos por ciclos escolares y tiene una lista de espera que duplica ese número. Hoy están volviendo a la normalidad, muy lentamente. Su edificio es moderno, luminoso y ofrece todos los cuidados que exige el protocolo sanitario, pero de estar poblado de voces infantiles pasó a escucharse también las de muchos adultos que se acercan.
“Las Maris”, dos asistentes que todos adoran y ambas se llaman María, son las encargadas de prepararles desayuno y merienda a los chicos mientras que el resto de la organización prepara los bolsones de comida que repartirán entre las familias de la fundación y los nuevos comedores populares del barrio que relevaron durante la pandemia. “La necesidad sigue y la gente da lo que tiene. Durante el año pasado, muchos vecinos abrieron sus casas para dar de comer a otros que la estaban pasando peor que ellos”, dice Yanina, al recordar esos tiempos.
De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Voices! Research & Consultancy, para evaluar el impacto de la pandemia en 325 organizaciones sociales, el 54% dijo que tuvo que incorporar nuevas actividades a raíz de la urgencia de la situación y más de la mitad tuvo un aumento del 61% de beneficiarios porque se sumaron las familias. “Los números son devastadores”, dice Constanza Cilley, directora ejecutiva de la consultora. “El 70% de las organizaciones necesita alimentos como carnes, frutas, verduras y lácteos, indispensables para evitar la malnutrición y la obesidad”, afirma. LA NACION tuvo acceso a los resultados de este trabajo de investigación que solicitó  Banco de Alimentos, una organización que desde hace 20 años recibe donaciones de empresas y supermercados y los distribuye entre alrededor de 500.000 personas al año en ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
Ante la urgencia, Banco de Alimentos nunca cerró sus puertas y mantuvo su planta con 10 empleados que tuvo que satisfacer una demanda 40% mayor. “Normalmente repartimos 5 millones de kilos de alimentos y el año pasado fueron más de 7 millones”, detalla Marisa Giraldez, directora general de Banco de Alimentos. Resalta que sumaron a varias organizaciones nuevas que no cumplían todos los requisitos, pero necesitaban con urgencia ayuda alimentaria.
En el informe de Voices! también está la voz de las organizaciones, ya que se realizaron preguntas abiertas. Una de las frases recurrentes es que las impactó “la gran cantidad de personas que empezaron a necesitar ayuda” y que se acercaron a los lugares “familias que nunca se imaginaron que iban a concurrir a buscar un plato de comida”. Eso es lo que vivió también el comedor Creciendo con vos, de Quilmes Oeste, que normalmente recibía alrededor de 200 chicos por día. Les daba el desayuno y el almuerzo antes de ir a la escuela y si alguna mamá se quedaba, también comía allí. Pero con la pandemia, la demanda se duplicó y empezaron a preparar viandas calientes para entregarlas en horarios establecidos y con protocolos de higiene que iban aprendiendo sobre la marcha. Nos vimos desbordados y de 200 pasamos a cocinar para 480 personas. Banco de Alimentos fue fundamental para poder hacerlo. Vinieron vecinos del barrio que nunca imaginé recibir acá y la comunidad comenzó a mirarnos con otros ojos”, dice Daniel Díaz, referente del espacio. La falta de trabajo fue la razón principal del aumento de la demanda porque la gente vive al día, señala Díaz.
El 42% de los consultados respondió que el desempleo es la dificultad más importante que trajo la pandemia además de la falta de alimentos. “Esto no hace más que refutar el mito de que la gente en situación de vulnerabilidad es vaga y no quiere trabajar”, aclara Constanza Cilley. El retorno a la presencialidad en muchas actividades ayudó a la reactivación lenta de la economía de muchas familias y de la logística de las organizaciones, que se vieron muy afectadas en su contacto con la gente. Sin embargo, este estudio confirma que las tareas de cuidado siguen recayendo mayormente en las mujeres ya que conforman el 80% del grupo de trabajadores en las organizaciones.
Los hijos más pequeños de Yanina están sentados junto a ella en el comedor de la fundación. “Las Maris” les acercan el desayuno y todos comen con timidez, excepto el más pequeño, que sonríe y pide salir a jugar a la canchita de la Fundación. “Por suerte, tuvimos la ayuda alimentaria y el apoyo escolar durante todo este tiempo. Dos de mis hijos tienen problemas de aprendizaje y yo misma le pedí a la maestra que los hiciera repetir porque de qué les iba a servir avanzar en los grados si no saben escribir más que su nombre”, dice Yanina. A principios de este año, ella y su marido volvieron a trabajar en la cooperativa, pero es Yanina la que sigue de cerca la educación de sus hijos y ella misma se propuso terminar el secundario para acompañarlos en esta etapa. La fundación, mientras tanto, los acompaña con clases de apoyo y también con alimentación, una nueva misión que, por ahora, llegó para quedarse.

Impacto del Covid en las organizaciones sociales

Otros datos que se desprenden del estudio de Voices! sobre las organizaciones a las que dona Banco de Alimentos:

Principales dificultades de las organizaciones:

46% falta de financiamiento (solo 20% recibe donaciones de empresas y 53% partidas del Estado)

40% el Covid

37% falta de alimentos

14% falta de personal (7 de cada 10 son voluntarios y el 74% son mujeres)

2% falta de infraestructura

Principales dificultades de los beneficiarios:

42% desempleo

30% falta de alimentos

23% pobreza extrema

16% falta de educación, adicciones, vulneración de derechos de los niños, violencia familiar, falta de vivienda

Cómo ayudar

  • Banco de Alimentos: es posible sumarse como  donante o como  voluntario; necesitan más empresas que se sumen
  • Fundación Los cartoneros y sus chicos: Con el lema “Un chico que no sabe leer ni escribir es una futura silla vacía en la escuela por deserción escolar”, tienen espacios de aprendizaje y acompañamiento escolar, es posible acompañar la educación de un niño o niña con  una donación. En redes: @cartonerosysuschicos;  gro.sorenotrac@ofni
  • Creciendo con vos: Necesitan todo tipo de ayuda, en especial, alimentos; hablar con Daniel Díaz: 15-6169-9682 / (011) 4250-6125;  moc.liamg@3691zaidetepuhc

Teresa Sofía Buscaglia